La ingenuidad

Gabriel Ruiz

Ahora que ha pasado un poco el cabreo inicial, es el momento de hablar claro. Esto no va de que los partidos no se ponen de acuerdo, de que tanta culpa tienen unos como otros o de que no han entendido lo que les pide la ciudadanía; aunque así  nos lo cuenten muchos tertulianos de supuesta imparcialidad, en los medios de comunicación de siempre. Me parece un análisis muy ingenuo que no comparto  y no me voy a cansar de decirlo en esta corta campaña electoral.

No seamos ingenuos, porque esto va de otra cosa: no podían dejar que Unidas Podemos entrara en el gobierno, se sentara en un consejo de ministros, pusiese en jaque al sistema y fuese también testigo de determinados “tejemanejes” inconfesables del poder…

Empecemos por el principio: UP cedió en la negociación, porque renunció a gestionar Ministerios de Estado, renunció a discrepar con el PSOE en temas delicados como el de Cataluña y Pablo Iglesias aceptó el veto del PSOE renunciando a participar en  ese gobierno.

¿En qué cedió el PSOE?: “Les ofrecimos un gobierno de coalición en julio y no lo aceptaron”. Vamos a ver lo que les ofrecieron: una vicepresidencia simbólica, un trocito del ministerio de sanidad (5% de su presupuesto) y la Secretaria de Igualdad y la de Vivienda (sin competencias para solucionar los problemas de alquileres y desahucios), eso sí, se les cambiaba el nombre para que parecieran “ministerios”. El PSOE  les ofreció una oferta inaceptable, un “microgobierno”, en el que pudiesen entretenerse, sin molestar al Consejo de Ministros que seguiría dedicándose a las cosas importantes.

Pero el PSOE nunca pretendió ofrecer ni siquiera eso. Desde el primer momento hubo una negativa total a ceder la más mínima competencia de gobierno. Tuvieron que inventarse esta falsa coalición porque Adriana Lastra metió la pata y en declaraciones a los medios en julio llegó a decir que el obstáculo era Pablo Iglesias. A partir de ahí (tras la bronca que le echaron) no hubo más remedio que dar un giro a la situación y ofrecer algo, porque  Iglesias aprovechó para dar un paso atrás y ya no había excusas para el gobierno de coalición.

Nos cuentan ahora que el problema se debió una falta de confianza. Y efectivamente la había, UP no terminaba de confiar en que el PSOE en el gobierno cumpliese muchas de las cosas que prometía. Porque había un precedente muy reciente tras la moción de censura, pero también un precedente histórico, más que reseñable.

¿En quien tenía que confiar UP? ¿en J.L. Ábalos? que dejó a la deriva durante 20 días a un barco con 107 personas, porque no le permitían desembarcar en ningún puerto. ¿O en Carmen Calvo? que se dedicó a amenazar a Open Arms con una multa de 900.000 € por salvar la vida a estas personas (lamentables los artículos en prensa pocos días después difundiendo rumores sobre el fundador de la organización), ¿o deberían confiar en Simancas el del  Tamayazo que terminó dando el gobierno de la Comunidad de Madrid a Esperanza Aguirre? O tal vez en Iván Redondo, coordinador de campaña de Pedro Sánchez, que también asesoró a García Albiol para la campaña racista “Limpia Badalona”. O tal vez tenían que confiar en Pedro Sánchez que, mientras negociaba con UP, reclamaba también en el Congreso un  acuerdo con PP y Ciudadanos para posibilitar su investidura, una vergüenza… No sé qué pensarían en ese momento los ingenuos que se plantaron la noche de las elecciones en la sede del PSOE para gritar “con Rivera no!”

Pero también había un problema de confianza a la inversa. Cuando la Vicepresidenta Carmen Calvo hablaba sobre la propuesta de que UP asumiera gobernar organismos fuera del Consejo de Ministros como el CIS o el BOE, le preguntaban ¿y el CNI? Ella se llevaba las manos a la cabeza y exclamaba: “no, no el CNI, no!?”.  (Centro Nacional de Inteligencia). Casualmente en 2016 se descubrió la guerra sucia contra PODEMOS, espionaje político con robo de  móvil incluido, para intentar desacreditar a esta formación política. Y justo antes de las elecciones, PP, PSOE y Ciudadanos, cerraron el paso a cualquier investigación al respecto. No hace falta contar más…

Cuando en Julio se hablaba de la posible coalición, saltaron a la palestra posibles nombres para dirigir el Ministerio de Transición Ecológica o el Ministerio de Vivienda, y los teléfonos de la sede del PSOE echaban humo con las llamadas de las empresas del IBEX 35 (y sus puertas giratorias), así como las mafias de la especulación inmobiliaria y los fondos buitre… Estamos hablando de negocios de miles de millones que han pervivido entre gobiernos del PSOE y del PP, pero  ¿qué pasaría con un gobierno de Unidas Podemos? No seamos ingenuos, no iban a dejar que lo averiguásemos.

La CEOE lo dijo muy claro: “mejor repetir elecciones que un gobierno con Unidas Podemos”, incluso al rey se les escapó también el comentario, afirmando que si se repetían las elecciones tampoco pasaba nada… No, no se repiten las elecciones porque no se han puesto de acuerdo, no seamos ingenuos. En 2016 el mismo Pedro Sánchez dijo en el programa de Jordi Évole: “Hubo responsables empresariales que trabajaron para que hubiera un gobierno conservador” ¿y en esta ocasión no las ha habido? No seamos ingenuos

En los años 80 Javier Krahe en su canción “El cuervo ingenuo”  (que recomiendo escuchar estos días de campaña) lo decía muy claro para referirse al PSOE de Felipe González, aquel que nos metió en la OTAN. Pero es que, una vez más, tengo la sensación de que el PSOE no sólo no ha cambiado nada, sino que ahora, más que nunca, es el poder; maneja sus resortes mejor que ningún otro partido,  y no está dispuesto a soltar las riendas ante esa gente de UP que le quita el sueño a los españoles hablándoles de derechos sociales y laborales.

Termino este artículo perplejo ante la entrevista en televisión de este 19 de Septiembre a Pedro Sánchez, en la que corrobora todo esto y hace una apuesta explícita por restaurar el bipartidismo, por si quedaba alguna duda.  No seamos ingenuos, tras el 10N, si las derechas no suman para que gobierne el PP, será el PSOE quien pacte con Ciudadanos. Al PSOE le da igual quien gobierne, lo llaman alternancia, gana el bipartidismo, ganan los de siempre.

A no ser que seamos capaces de superar nuestra ingenuidad yendo a votar el 10N.

 

(este mismo artículo en nuestro sitio web)