(XX CONGRESO PCE CUADERNO 2: DOCUMENTO ORGANIZACIÓN Pagina 17)
Si el objetivo estratégico del PCE es superar al capitalismo mediante la articulación de un bloque social alternativo que, siendo socialmente y culturalmente hegemónico, permita la toma del poder político y, por tanto, la tarea fundamental del Partido es la construcción de ese bloque organizando en primer lugar a la clase trabajadora y, en torno a ella, al resto de los sectores populares, nuestro modelo organizativo debe responder a esta prioridad.
La territorialización descoyuntó la organización del Partido de tal modo que hoy seguimos resintiéndonos de ello. Hay que sacudirse las inercias que arrastramos. No es un problema de debilidad, falta de liberaciones o poca militancia sino de prioridades. La inercia que nos hace priorizar las tareas institucionales por encima de las demás nos ha llevado a una práctica política y a un modelo real de Partido que se corresponde más con un Partido-máquina electoral que con un Partido revolucionario. De ahí que hayamos dedicado nuestros mejores cuadros y la mayor parte de nuestro tiempo a lo institucional y no a insertarnos organizadamente en el movimiento obrero, en los movimientos sociales ni el conflicto. De ahí también que no nos hayamos preocupado por implicar al conjunto de nuestra militancia ni por elevar su formación político-ideológica ni su compromiso militante.
Resolver estos problemas organizativos no dependen tanto del modelo de Partido que teoricemos sino de nuestra práctica política y organizativa, de saber priorizar las tareas y cumplir con los acuerdos con los que todos y todas nos dotemos y, sobre todo, con recuperar la capacidad de dirección política, es decir «engrasar» bien las estructuras organizativas para que el Partido funcione como un todo, con el mismo plan de trabajo y al unísono.
No se trata por tanto de liquidar de golpe y porrazo las agrupaciones y volver mecánicamente a las células, ni de organizarnos ahora sectorialmente a toque de corneta (de forma voluntarista) en las empresas y centros de trabajo sino de tener la voluntad de organizar el conflicto (es decir de organizar al pueblo trabajador en la lucha por sus derechos concretos y elevar su nivel de formación política e ideológica) allí donde haya un espacio de comunistas organizados y con dirección política y allí donde sea necesario crearlo, tratando de traducir la voluntad de lucha a formas organizativas eficaces, en núcleos de Partido adaptados funcionalmente al tejido social en que se sustentan.
Por otra parte, hemos avanzado en la reconstrucción de nuestro Partido y de su carácter leninista. Somos hijos de la revolución de octubre y de la internacional comunista y nos sentimos orgullosos de nuestro origen y nuestra historia de la que aprendemos críticamente. Esto nos lleva a recuperar ciertos conceptos de nuestra cultura que fueron abandonados y a proponer cambios en la estructuración de los comités, tanto de dirección como intermedios así cómo sustituir la denominación de la organización de base del Partido
Por último, debemos poner en valor los objetivos que nos marcamos para estos próximos años y que deben concretarse en este documento. Un plan que se vaya desarrollando por la futura dirección y evaluándose año a año.