La Colegiada de la hermana Asamblea de Técnicos y Profesionales de IU Madrid publica aquí la grabación de la reunión extraordinaria titulada «La izquierda alternativa ante el nuevo escenario internacional«.
Contó con la participación de Agustín Santos (diputado por SUMAR en el Congreso de los Diputados) y Pedro Chaves (especialista en asuntos de la UE) y tuvo lugar el lunes 17 de febrero a las 19:00 en una sala del Congreso de los Diputados.
Recibe un cordial saludo,
Colegiada de la Asamblea de Técnicos y Profesionales de IU Madrid
DESCARGA DEL PDF CON LA INTERVENCIÓN DE AGUSTÍN SANTOS.
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Anticipo del texto del mismo:
Tesis sobre el nuevo desorden mundial, la crisis civilizatoria y las alternativas de la izquierda
Agustin Santos, 17-2-2025
1- El segundo mandato de Trump tiene como objetivo la reordenación hegemónica del sistema internacional. Ese sistema, surgido de la derrota del nazi-fascismo, y estructurado formalmente mediante el multilateralismo de Naciones Unidas, está en crisis en un doble sentido: 1) funcionalmente, porque no es capaz de cumplir con las tareas encomendadas por la Carta de NNUU (seguridad, desarrollo, cooperación…) y 2) no sirve para rearticular la hegemonía en crisis de EEUU, ni global ni regionalmente.
La acumulación de a) crisis geopolíticas parciales desde 1991 (colapso de la URSS y crisis post-URSS), las dos guerras del Golfo, los múltiples conflictos poscoloniales africanos se han combinado con b) una larga crisis y depresión del sistema de producción capitalista (Gran recesión 2007-8, Crisis del Covid, Crisis del Coste de vida, crisis de la deuda externa) y c) la crisis climática, con efectos recurrentes cada vez más devastadores. Este marco de policrisis es el que explica en parte y es el escenario del nuevo desorden internacional y del intento de restablecer unilateralmente la hegemonía de las clases dominantes
de EEUU.
2- Hay dos consensos centrales en los objetivos de las clases dominantes y la administración Trump, más allá de cualquier otra diferencia: 1) Reequilibrar el cada vez más amplio déficit comercial con el resto del mundo, a través de políticas arancelarias proteccionistas y negacionismo del cambio climático; 2)
Contener y someter a China en su ascenso como segunda potencia económica global y potencia geopolítica que aspira a una hegemonía regional en Asia Pacífico y una proyección global de sus intereses estratégicos.
Lo importante son los objetivos, pero los medios utilizados para ello tienen dinámicas y consecuencias autónomas en parte. La guerra comercial declarada por Trump mina alianzas, puede cuestionar el papel del dólar y del mercado de bonos de EEUU, tener efectos inflacionistas y descontrolar la crisis de la deuda internacional. Es el fin de la OMC y un cuestionamiento del orden económico internacional y sus instituciones financieras (FMI, BM…), sin que aparezca otra alternativa que la negociación bilateral con la administración Trump.
La capacidad para contener y someter a China es un cuestionamiento de la globalización neoliberal a través de la cual la RP China se integró en el sistema mundial tras las reformas de mercado en los años 1990. Supone romper la división internacional del trabajo desarrollada desde entonces. Abre, para poder
hacer hipótesis, cuestiones como la naturaleza política y social del régimen del PCCh, que hasta ahora ha proyectado como objetivo mejorar su proyección estratégica desde dentro del sistema multilateral, no cuestionándolo como la administración Trump.3- Los escenarios de tensión geopolítica son múltiples e irán en aumento.
Pero de los resultados de dos de ellos dependerá en buena medida el abordaje de los siguientes:
a) La Guerra de Ucrania. La invasión rusa de 2022 supuso una violación flagrante de la Carta de NNUU. Pero hay que señalar que respondía a tres causas profundas: la expansión de la OTAN y el cuestionamiento de la neutralidad de Ucrania en 2014; la crisis sin resolver del colapso de la URSS y
sus estados sucesorios; el control de recursos energéticos y materias primas en el espacio post-soviético y su integración periférica en el nuevo orden neoliberal. Tras tres años de masacres alentadas, la administración Trump pretende un acuerdo con Putin sobre la base de las líneas de ocupación, el
reparto de los recursos de Ucrania y la pos-colonización de esta. Su objetivo en la “gran estrategia” de la administración Trump es separar a Putin de China en su política de contención a cambio de su hegemonía regional en el “exterior
cercano” postsoviético. Como ha sido evidente en la Conferencia de Seguridad de Munich y el discurso de Vance, la gran perdedora es la UE, a la que se niega cualquier “autonomía estratégica” y acceso a energía más competitiva que el GNL de EEUU.
b) Gaza/Palestina. Tras 500 días de guerra genocida, la administración Trump declara apoyar una segunda Nakba y una reordenación general de Oriente Medio bajo hegemonía compartida de Israel y Arabía Saudí (Acuerdos de Abraham). Pero ambos objetivos son contradictorios en sus términos por el
momento, a pesar de la derrota del “eje de la “resistencia” encabezado y sostenido por Irán (Hezbollah, Al -Assad en Siria…). Tampoco es evidente la situación sobre el terreno en Gaza ni Cisjordania. Un ataque contra Irán para acabar con sus facilidades nucleares abre demasiadas incógnitas (desde caída
del régimen de los Ayatollahs a una extensión abierta del conflicto en Irak, Siria, Yemen…). La propia negociación sobre los rehenes muestra hasta qué punto se está lejos de soluciones y estabilidad.
c) Hay que seguir con atención a) La guerra contra la inmigración y el narco
en América Latina; b) la lucha por el control de rutas comerciales en el Cuerno de África-
Yemen y los grandes lagos entre RDC y Ruanda; c) la crisis del franco-áfrica y del Sahel; d) las tensiones por el control marítimo del Mar del Sur de China y el estrecho de Taiwan; e) las nuevas rutas del Ártico.
4- La Unión Europea se encuentra en abierta crisis como proyecto y dividida en su reacción frente a la Administración Trump. El mercado común se integra en un mercado más amplio euro-atlántico, con dos marcos regulatorios, el dólar y el euro, con un mismo sistema de seguridad basado en el paraguas nuclear de la OTAN. Las políticas contra la crisis del Covid supusieron una reversión temporal del Consenso de Bruselas neoliberal, que terminará en 2026 con el nuevo marco financiero adoptado. La protección nuclear de la OTAN impone ahora un nuevo marco de articulación de los dos sistemas de regulación: 5% del PIB para armas de EEUU; energía más cara de EEUU; sostenimiento del mercado de bonos de EEUU a pesar de la reducción del déficit comercial. Se pretende ampliar la cuota comercial de EEUU en Europa y reducir a la inversa, reduciendo cualquier pretensión en “autonomía estratégica” en chips, digital o farma. Ello supone una reducción significativa del gasto social y el cuestionamiento implícito del contrato social sobre el que se sustenta la combinación de democracia nacional con gestión oligárquica de la UE. La exclusión en las negociaciones sobre Ucrania con Rusia son una negativa aaceptar a la UE como actor geopolítico, subordinarlo a EEUU, dividir a los estados miembros entre la agenda de seguridad o la del mercado único-euro.
La CSM ha dejado a las clases dominantes europeístas en “pánico”, mientras la administración Trump articula una “quinta columna” con la extrema derecha europea, a la que apoya abiertamente.
5- El proyecto de reconstrucción de la hegemonía de las clases dominantes de EEUU, articuladas ahora por los plutócratas tecnológicos tipo Musk, implica una reversión completa del consenso sobre el programa mínimo de emergencia multilateral de estos últimos 15 años: Los Acuerdos de París
contra el Cambio Climático (1,5 C y descarbonización), la Agenda 2030, reforma del sistema financiero internacional para hacer frente a la crisis de la deuda (57 moratorias), Nueva Agenda de Paz, reforma de Naciones Unidas y de su Consejo de Seguridad, Tratado para la Preparación ante Nuevas Epidemias….Este programa debía articular un nuevo contrato social, económico y político ante las posibles amenazas existenciales a la Humanidad.
El cuestionamiento del multilateralismo (solución global a los problemas globales) es sustituido por el unilateralismo y un cuestionamiento abierto de las
instituciones internacionales -que forman la infraestructura regulada de la globalización. Abandono de la OMC, OMS, Consejo de Derechos Humanos, UNRWA…y de toda institución que no se pliegue a ser un mero instrumento de la ofensiva unilateral hegemónica de EEUU (MAGA).
Las consecuencias de esta reversión son difíciles de imaginar: a) no hay escenarios de gobernanza global para 2,5 C (crisis agrícolas y marinas, migraciones, sequías…); b) la crisis de la deuda puede hacerse incontrolable con una cadena de estados fallidos (Sahel…pero también Argentina o Pakistan) c) Larga depresión con proteccionismos que multipliquen conflictos y militarización, fanatismos y lucha por recursos escasos; d) incapacidad de reacción ante nuevas epidemias.
El pesimismo global (encuesta del PNUD 2021-22) puede dar paso y alimentar respuestas reaccionarias y de extrema derecha a nivel global (falsas soluciones étnico-comunitarias a los problemas globales) en un bucle que se alimente a si mismo.
6- ¿Qué estrategia para la izquierda?
a) Comprender lo que ocurre. Tenemos una larga tradición marxista sobre estas épocas de “policrisis” que, lejos de ser repetitivas o automatismos cíclicos, responden a aperturas y cierres de épocas históricas. El debate sobre las ondas largas del capitalismo en el Tercer Congreso de la Internacional
Comunista (junio 1921, Kondratiev-Trotsky) es un buen punto de arranque: las crisis se producen por causas endógenas del sistema (caída de la tasa de ganancia, caída de la productividad, aumento de la competencia…), pero sólo se sale de ellas con soluciones políticas que son resultado de la lucha de
clases (conciencia, organización, estrategias…) que cambien sustancialmente la correlación de fuerzas global. Necesitamos un debate abierto, sin prejuicios,
con evidencias científicas.b) Reabrir el debate programático y estratégico de las izquierdas: El
cuestionamiento de la democracia por la extrema derecha y las clases dominantes responde a su proyecto contrarrevolucionario de cambiar a su favor la correlación de fuerzas en el terreno económico (recuperar la tasa de ganancias), social (aumentar la desigualdad) y político (autoritarismo
oligárquico). Así como se acentúa la competencia económica a todos los niveles internos y externos para una mayor acumulación del capital y el “capitalismo político” (corrupción, capitalismo de amiguetes). El “multipolarismo” -la competencia por la hegemonía global y regional entre distintas potencias-
responde a intereses imperialistas con núcleos de acumulación y poder militar-nuclear específicos. Como en los años 1930, esa lucha por la hegemonía puede tener distintas fases y formas, reacciones defensivas (invasión rusa de Ucrania) u ofensivas (la guerra de Gaza, a pesar del ataque de Hamas), pero
responden a un sistema global que las clases dominantes de EEUU intentan reconstruir con un nuevo proyecto e imponiendo su iniciativa geopolítica.
Nuestro programa mínimo debe partir de la conciencia defensiva existente, que es el resultado de procesos históricos que no se pueden desconocer y que tiene elementos democráticos, de reforzamiento de las clases trabajadoras (materiales, culturales y sociales) y que en su perspectiva global está reflejado en el programa mínimo de emergencia de NNUU.
Nuestro programa máximo tiene que partir de las tendencias existentes de cambio para proyectar una alternativa republicana y socialista que supere los fracasos de las distintas vías del siglo XX al socialismo. El pesimismo post-covid necesita una nueva utopía-esperanza y la experiencia práctica de buen
gobierno para convertirse en sentido común de masas. Pero una vía democrática al ecosocialismo no puede obviar y desconocer la violencia intrínseca del sistema capitalista.
c) Frente Unido ante la extrema derecha en una fase de acumulación de fuerzas defensiva. La defensa de nuestro programa mínimo debe ir acompañada de una movilización unitaria que multiplique la autonomía y participación ciudadana frente al ascenso de la extrema derecha, articular frente amplios electorales y articular experiencias de buen gobierno. Los sectarismos y las divisiones frente a los enemigos comunes son desmoralizantes y paralizantes. Necesitamos una coordinación internacional en
el campo de la lucha antifascista, recuperar las movilizaciones sociales europeas y antiimperialistas. Frente a los “campismos” geopolíticos (“el enemigo de mi enemigo es mi amigo”) conviene recordar las causas de la división ante la I Guerra Mundial del movimiento socialista. Nuestro terreno debe ser el de la lucha consecuente por los derechos democráticos y sociales de todos y cada uno, sin subordinaciones tácticas, porque es esencial para restaurar la credibilidad de un proyecto republicano y ecosocialista.
d) Frente al multipolarismo o el unipolarismo y sus sistemas de seguridad basados inevitablemente en paraguas nucleares y la teoría de la destrucción mutua asegurada, hay que advertir de las limitaciones de las “autonomías estratégicas”. Nuestro modelo de seguridad, hoy por hoy sigue siendo un sistema multilateral sobre la base de la reforma de Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, con la ampliación de responsabilidades de la Asamblea General y otras instituciones Multilaterales (OSCE, Consejo de Derechos Humanos…) que permitan reabrir la perspectiva del desarme y la gestión multilateral de los conflictos internacionales.