El siguiente texto corresponde a la intervención de Miguel Pastrana en el homenaje el cual se le tributó el 10 de noviembre de 2023 al profesor de Geografía e Historia, Carlos Caballero, comunista, miembro de la directiva del Club de Amigos de la UNESCO de Madrid (CAUM), donde tuvo lugar el acto, y de la Asociación de Amigos de Miguel Hernández, además de socio de «Mayores de Izquierdas» y del Ateneo de Madrid (Agrupación Ateneísta «Juan Negrín»). Intervinieron también en el acto, Luiz Zarapuz – presidente del CAUM-, Ana María Zarandona, Carlos Hernández, Ramón López Domech, Fran Pérez Esteban, Andrés Amenedo, Victoriano Fernández, Alberto de Casso, Vicente González Vicente, Marina Carresi, Luis Carlos Luna, e Irene Rodríguez, viuda del homenajeado.

Amigas y amigos, familiares, camaradas:

El hecho rotundo de la desaparición de alguien, a quien queríamos, de la existencia terrena, del plano visible, de la presencia física…; cuanto hemos dado en llamar, en fin, la muerte; ese acontecimiento inapelable, nos sitúa, a quienes seguimos en el orden material de la vida, ante varias cuestiones a resolver por nosotros mismos en la mejor forma que podamos.

Nadie más lo hará si no lo hacemos nosotros, nosotras. No quienes ya no están sobre esta tierra y se fueron a su tiempo, o en modo prematuro. Ellos, ellas, ya no responden. Incluso si dejaron dicho, somos nosotros quienes interpretamos para bien o para mal.

Así, vengo a establecer, el hecho de la muerte es cosa de los vivos, no de los muertos. Ellos son consecuencia, y nosotros causa, no a la inversa, como se cree.

La Memoria es eso, al cabo. Ahí radica su importancia personal y colectiva. Por eso la Memoria se pierde o se gana, según quienes vivos en cada momento. Según cuanto hagamos o dejemos de hacer.

Ellos ya hicieron, nos toca a nosotros.

Y así, he dicho que los muertos no responden. Pero sí preguntan desde su presencia intangible.

¿Qué vamos a hacer quienes seguimos vivos y les conocimos? Pues nosotros, en verdad, hemos conocido a personas que murieron físicamente hace mucho tiempo; pero las hemos conocido, las conocemos. Eso es el ser humano.

(Y no me refiero solamente a los grandes nombres de la Historia. Hablo de los humildes. Nosotros hemos conocido; conocemos, a los esclavos de Roma, los revolucionarios de París y de Petrogrado, los defensores del Madrid de la República…).

¿Qué vamos a hacer con quienes hemos apreciado, con quienes apreciamos, y no son ya corporeidad, pero son memoria y son ejemplo?

Yo creo que ser dignos de ese ejemplo, precisamente; ser dignos.

No el morir, sino el rendirse, es la muerte, pienso yo.

Diréis, no ha hablado de Carlos Caballero González; de la tranquila energía que transmitía, de la confianza, de su erudición sin vanidad, de su compromiso inquebrantable con el socialismo científico, con el comunismo. Con la III República para España, continuadora de la II. Con el Ateneo de Madrid de Juan Negrín y de Carlos París. Con la asociación «Mayores de Izquierdas». Con la Asociación de Amigos de Miguel Hernández. Con este Club de Amigos de la UNESCO de Madrid. Con sus amigos y amigas. Con sus camaradas y su familia. Con su esposa.

Es verdad. Yo no he venido, hoy, a hablaros de eso; a hablaros de cómo era él. Eso, que es necesario, lo harán hoy otras personas, y lo haremos, también, otros muchos días, quienes vivamos, quienes recordemos.

Pero hoy no he venido yo a deciros cómo era él, sino a deciros cómo creo que debemos ser nosotros en relación a él, y es -ya lo he dicho-, dignos de su ejemplo.

(Gracias).

Núcleo de Profesionales y Técnicos del PCM-PCE