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Después del varapalo del 28-M para la izquierda transformadora, es indudable que SUMAR ha supuesto un verdadero salvavidas para recuperar un espacio político digno para la nueva legislatura estatal.

Aunque se señale que los 31 escaños obtenidos supongan un retroceso respecto a los 38 que lograron sus predecesores, es evidente que en el contexto de ofensiva de las derechas que nos envuelve, hay que pensar que es un resultado satisfactorio. Pero el Movimiento Sumar y la coalición de organizaciones que logró aglutinar para las elecciones generales del 23-J tuvo que forzar la marcha para anticipar los seis meses que tenía previstos para preparar bien los comicios. Eso obligó a tomas de decisiones muy a contra-reloj, que lógicamente produjeron algunos incidentes inevitables.

Es destacable el descontento de Podemos, tanto por su incidencia en las listas como por la no inclusión de Irene Montero, líder máxima del partido tras Ione Belarra, que ocupó el número 5 por Madrid. Pero también es cierto que su balance del 28-M no les concedía más presencia en la nueva opción político-electoral. De hecho, ha obtenido 5 diputados, con los que puede marcar perfil político bastante para reivindicar su espacio y su línea propia dentro de Sumar.

También el reparto de portavocías ha sido polémico al quedarse fuera de ellas IU, Más País y Podemos, dando un rasgo territorial a los portavoces, que se entendió poco explicable. En cambio, la Portavoz del grupo Marta Lois procedente de Galicia parece no solo competente, sino que ofrece un estilo integrador y empático muy útil para esta coyuntura.

En todo caso, una vez concluido el engranaje parlamentario y, sobre todo, articulado el gobierno de coalición, como cabe esperar, llegará el momento en que Sumar necesite dar un salto cualitativo en su organización interna, diferenciando bien el papel del movimiento y de la opción política unitaria y el de los grupos componentes con su margen de autonomía y de pluralismo político para combinar la unidad de acción imprescindible con la diversidad interna existente. Esto no será fácil, pero todos deben contribuir a que se pueda estructurar adecuadamente.

Yolanda Díaz tendrá que compartir decisiones con su equipo y con sus aliados para establecer un trabajo conjunto indispensable, en la línea de lo señalado por la Portavoz en su comparecencia de prensa. Pero Podemos precisa dar un giro a su gesticular bronco para apostar por una iniciativa política incisiva y compartir con IU el polo rojo de la coalición, algo muy necesario, como contrapeso al ala verde significativa de Sumar. Ambas deben coordinarse para plantear ese rol de la izquierda alternativa, que compete a la coalición.

Obviamente, el trámite de formación del ejecutivo no será totalmente pacífico. Ya Podemos ha adelantado su demanda del Ministerio de Igualdad para Irene Montero, pero hay que reconocer que es una formulación impropia para este momento, cuando ni siquiera Sánchez es candidato. Por tanto, conviene ser coherentes con los tiempos reales y cautos en las formas para no dar más bazas a las derechas para el espectáculo.

Fdo.: Ricardo Gayol, abogado

Artículo publicado en el diario La nueva España de Asturias.